Wenceslao Vargas Márquez
La parte final de la primavera de 2002 sorprendió a los analistas (¡y a
los agremiados!) con que la dirigencia nacional del SNTE convocaba a huelga
nacional, a una huelga sui generis, a
una ‘huelga trabajando’ al estilo japonés.
Así lo explicaba un medio nacional a fines de mayo de 2002: <El secretario general del SNTE, Rafael Ochoa
Guzmán, anunció el inicio de la "huelga trabajando" que llevarán a
cabo los maestros afiliados a esa organización, y dijo que se trata de un
movimiento "a la japonesa", que no es una vacilada sino una actitud
responsable de lucha, pues seguirán laborando y sólo portarán listones en el
brazo en señal de protesta, los cuales serán de colores negro y rojo con la
leyenda: "Sin parar, nuestras demandas marchan". En la presentación
de esta forma de protesta, el líder expuso que el magisterio no está inventando
"el agua tibia", pues hay diferentes formas de hacer huelgas:
"unas son de hambre, otras son parando labores, la de nosotros será
trabajando">.
El motivo de la protesta en 2002 (el ostensible al menos) era el magro
aumento salarial del año. La
Huelga Trabajando concluyó con el año escolar y no se supo de una balance
objetivo. Más de diez años después, en este diciembre de 2012, el SNTE
hace nueva convocatoria a manifestar inconformidad pero ahora por algo menos
coyuntural y más de fondo: la reforma educativa impulsada por el Nuevo PRI que
amenaza con trastocar la estabilidad en el empleo de los maestros agrupados en
el sindicato, acabar con el escalafón, la contratación colectiva y la base
permanente consignada en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del
Estado.
Así lo explicó el presidente Peña: “Séptima decisión.
Con esta reforma educativa, se establecen las bases para el Servicio
Profesional de Carrera Docente. Habrá reglas claras y precisas, para que todo
aquel que aspira a ingresar, permanecer y ascender como maestro, director o
supervisor, lo haga con base en su trabajo y sus méritos, garantizándoles plena
estabilidad laboral. De aprobarse la reforma por el Constituyente Permanente,
dejará de haber plazas vitalicias y hereditarias en el Sistema Educativo
Nacional”.
Aquél motivo (el aumento salarial del año) y este (la reforma educativa)
tienen grandes diferencias en alcances y posibles consecuencias. El peligro en
las dos ocasiones es la credibilidad que puedan generar las motivaciones que
públicamente se manejen y la manera en que se planteen. ¿Basta por ejemplo con movilizaciones
los fines de semana? Ya algún vocero del CEN (¡pidiendo el anonimato!) daba a
entender que podrían usarse también lo días hábiles para las protestas. Deben
quedar perfectamente claros los objetivos y la profundidad y energía de la
lucha.
Lo explica así un colega de la Sección 28 del SNTE en Sonora militante
convencido de las filas institucionales del SNTE: “Debido a que la credibilidad
en los liderazgos se ha debilitado, posiblemente se encuentren desconfianzas
entre los trabajadores sobre el propósito de esta convocatoria y se tornará más
difícil lograr la concientización mayoritaria de unirse a la exigencia por
mejorar las condiciones laborales del magisterio y por una Reforma Educativa
que esencialmente atienda y resuelva las necesidades reales del sistema
educativo mexicano. Habrá que trabajar más”.
Coincido: habrá que trabajar mucho.
SNTE Sección 32 Opción Institucional *
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