SNTE: ANIVERSARIOS OLVIDADOS
Wenceslao Vargas
Márquez
Hace un año, en el mes de junio de 2012, hubo mucha actividad política en el SNTE. Durante los días 15 y 16 de junio se cerró el broche final del Quinto Congreso Nacional de Educación que terminó con más pena que gloria, a diferencia de los primeros cuatro. Los congresos anteriores al quinto fueron realizados casi uno por cada sexenio y los resolutivos de cada uno de ellos fueron recibidos con bombo y platillo por altas personalidades del gobierno federal. El quinto congreso de hace un año ya no tuvo esa suerte. Faltaba una semana para que el candidato presidencial puntero, Peña Nieto, se presentara ante el SNTE a presentar sus propuestas, sobre todo en materia educativa.
Ambas actividades (congreso de educación y
comparecencia de Peña, doble aniversario olvidado), presentaron complicaciones
cuando el candidato Peña se comportó parco y distante con la dirigencia
nacional del sindicato. Se hacía saber en esos días de la Operación Ágora con
la que supuestamente el SNTE empujaría 5 millones de votos a las urnas. No
quedaba claro a favor de quién. Quadri, candidato presidencial planteaba en
serio y en broma que Peña declinara en su favor. Un semanario nacional confirma
en abril de este año 2013 lo que especulábamos entonces: que en 2012 el
candidato Peña Nieto impuso como condición que Elaba Esther Gordillo no
estuviera presente cuando el abanderado del PRI hiciera sus planteamientos del
tema educativo ante el SNTE el 23 de junio.
Cuando lo hizo el candidato presidencial del PRI, pronunció
una invitación que pasó de largo:
“Creo que en la evolución democrática que
nuestro país ha tenido también ésta debiera trasminarse hacia las instituciones
y hacia los sindicatos. Creo que el avance y la evolución que los sindicatos deberán
tener en los próximos años deben estar orientados, precisamente, a una mayor
democratización a su interior, como viene ocurriendo en la sociedad mexicana.
Todos los espacios de participación de la sociedad, de la sociedad civil
organizada a través de distintas formas de asociación deben dar espacio,
precisamente, a los principios democráticos en los que vive la sociedad”.
Parecía pedir en junio de 2012 que hubiese un relevo, una renovación de cuadros en el
SNTE durante el congreso de elecciones en octubre siguiente, cuatro meses
después. Nadie en el CEN del SNTE lo entendió así. Añadió Peña Nieto:
“No puede haber una disociación entre la
realidad que viven las organizaciones civiles, los sindicatos, frente a lo que
está pasando en la sociedad en general. Somos una sociedad que se viene
democratizando, que viene dando país y ha venido evolucionando hacia mayor
democratización y esa corriente democrática que hoy va permeando y va
impregnando a la sociedad en general, sin duda toca todas las formas de
organización social que se tengan. Y el
gobierno que aspiro a encabezar está por asumir, en primer lugar, un respeto
total y absoluto dentro de este marco democrático a la autonomía y a la libre
autodeterminación que tengan las organizaciones sindicales, a la libre determinación
que tengan las organizaciones civiles de la sociedad mexicana, insisto, una
sociedad, cada vez más democrática y que demanda también mayor democracia
dentro de las organizaciones que tenga la sociedad mexicana”.
Quizá se entendió pero la respuesta fue el desafío:
‘Me voy de la dirigencia nacional sólo cuando lo digan los maestros’.
El SNTE recibió a dos candidatos
presidenciales a principios del verano: a Quadri y a Peña. Los jóvenes de Yo
Soy 132 recibieron a tres: a Quadri, a López Obrador y a Vázquez Mota. La
cúpula del SNTE, sin autocrítica, perdía cartel y no veía lo que ocurría hace
un año en ese junio de 2012. A diferencia de los primeros cuatro, los
resolutivos del congreso nacional de educación se archivaron y las invitaciones
a una renovación democrática también.
Es la doble efeméride olvidada hoy.