EVALUACIÓN EDUCATIVA Y DESARROLLO
Wenceslao Vargas
Márquez
El Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, ha publicado la semana pasada su
evaluación 2008-2012 del Índice de Desarrollo Humano (IDH) para México con
fecha marzo de 2015. El subtítulo del documento pretende ser amigable: ‘Avance
continuo, diferencias persistentes’.
El IDH,
parámetro para medir el bienestar de una población, se forma con tres
componentes: la Salud, la Educación y el Ingreso (el dinero en el bolsillo). Para
la dimensión Salud se utiliza como variable la esperanza de vida al nacer que a
nivel nacional es de 74.27 años. Para la Educación se combinan los años
promedio de escolaridad y los años esperados de escolarización que fueron de 8.43
y 12.39, respectivamente. El Ingreso se mide usando el Ingreso Nacional Bruto
per cápita que fue de 19,204 dólares. Se analizan las tres cifras por separado
y se unen después para formar, “en promedio”, el IDH que es un parámetro
destinado a personas físicas y es esto lo que lo hace tan importante. El
promedio no se hace con la media aritmética (o ‘promedio’ que todos conocemos)
sino con la media geométrica que involucra una horrorosa raíz cúbica.
Pues bien: el
IDH del PNUD anuncia que Veracruz se halla en el lugar 28 de 32 entidades
federativas. Inmediatamente debajo de Veracruz quedan los cuatro estados
clásicos citados por fuentes críticas y por fuentes oficialistas en México como
los menos desarrollados: 29 Michoacán, 30 Oaxaca, 31 Guerrero, 32 Chiapas. De
hecho el presidente Peña Nieto anunció a principios de enero de este año una
ayuda excepcional a tres de esos cuatro estados ‘clásicos’ por su pobreza. El
quinto es Veracruz.
¿Los tres
mejores en Desarrollo Humano? Distrito Federal, Nuevo León y Sonora. Redactaremos
de otra forma: Los cinco estados con peores índices de Desarrollo Humano son
Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Chiapas. En Veracruz, nada de
prosperidad. La trisección del IDH en Salud, en Educación y en Ingreso,
significa que los estados pueden tener –por cada dimensión- distintos lugares
en el escalafón. Veracruz cayó del lugar 26 al 27 en Educación, en Salud cayó
del 28 al 27 y en Ingreso cayó del 22 al 23. Cayó un lugar en el IDH general
(del 27 al 28) en el periodo del estudio 2008-2012 (los tres últimos del
gobierno de Herrera 2008, 2009 y 2010 y los dos primeros de Duarte 2011 y 2012). Cuatro dolorosas caídas durante cinco largos años. ¿Estado próspero?
El PNUD hace cuatro
grupos con los datos del IDH: el Muy Alto, el Alto, el Medio y el Bajo. A cada
grupo se le denomina cuartil. Veracruz está en el cuartil Bajo con una cifra equivalente
al IDH de Albania, dice la textual comparación en el documento. Los otros
cuatro estados del peor quinteto (Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas) al
menos se han mantenido en sus lamentables y preocupantes lugares. Chiapas no
puede caer más.
Ahora comparemos
estas cifras con otras aprovechando que la difunta (y perversa) prueba Enlace brindaba
resultados también en cuartiles: Nuestros políticos y administradores de todos
los partidos tienen a la población mexicana distribuida de la siguiente forma
en cuanto al IDH: En el cuartil Muy Alto al 22.2% de la población; en el Alto
al 30.3; en el Medio al 14.9; en el cuartil Bajo al 32.5
A cambio de esto
los profesores de Matemáticas en Educación Media Superior tenían (teníamos) en
el 2012 las cifras nacionales siguientes: 30% para el cuartil alto (Excelente),
39 para el siguiente cuartil (Bueno), 19 para el tercero (Elemental) y 11 para
el cuartil más bajo (Insuficiente), según las cifras del propio gobierno en el micrositio
que mantiene la SEP para el efecto. En Español de Primarias los porcentajes por
cuartil son 43, 29, 13 y 11%, respectivamente, para el año 2013. Y del mismo
tipo son el resto de cifras.
Un resumen de
grave importancia ante estas comparaciones de cuartiles es el siguiente:
Evaluados cuartil por cuartil, los profesores estamos mejor en el cuidado de
Enlace tanto en Educación Básica como en Media Superior que los políticos y
administradores en el cuidado del IDH.
A pesar de ello,
nosotros seremos cesados (art. 53 de la ley docente) o expulsados del salón de
clases en una medida francamente agresiva ante una tercera evaluación fallida
mientras los políticos y administradores seguirán medrando sin sonrojo con la
mediocridad en la que han hundido al país. Ninguna de las variables del IDH del
PNUD depende de nosotros los docentes, ninguno. Son datos de la política
pública y las políticas públicas, como es sabido, la diseñan los gobiernos, no
los ciudadanos.
Concluyamos con
una pregunta de interés para el magisterio, la SEP, el Instituto Nacional para
la Evaluación de la Educación (INEE) y el SNTE. Dentro del IDH nacional la dimensión
Salud presenta una diferencia del 10% entre el estado más alto y el más bajo,
el aspecto Ingreso un 23.2% y el aspecto educativo tiene la brecha más alta (DF
vs. Chiapas) con un 48.3% ¿Tomará en cuenta el INEE el grave dato de dispersión
educativa del 48.3% entre el mejor estado y el peor para diseñar la evaluación
docente que ya viene? ¿Tomará en cuenta el INEE las 32 cifras del IDH estatal? Todo
apunta a que no. Va toda la carga del Estado a castigar al docente quien en
condiciones precarias mantiene el servicio, hombro con hombro, junto a los padres de familia. El pago
por ese desesperado esfuerzo conjunto es el cese o la expulsión gracias a la
ley.
Al no tomar en
cuenta la brecha educativa del 48.3% en el IDH la evaluación será estrictamente
inicua, y los docentes, a pesar de ser mejores en nuestro trabajo que los
políticos en el suyo (allí están las cifras oficiales de los cuartiles), nos
hundimos, metódicamente denostados, en la más profunda y desgastante impotencia.
@WenceslaoXalapa