INEE: NO HAY SEXTO
MALO
Wenceslao Vargas Márquez * 20 de septiembre de 2015
--------------------------------------------------------------------------
Salió un
secretario de Educación, Chuayffet, y llegó uno nuevo, Nuño.
El nuevo descubrió
(quiso descubrir) que la Secretaría de Educación Pública (SEP) está muy lejos
de la gente, de los docentes y de los padres de familia y decidió que es
importante un acercamiento. No se nos pasa por alto que los docentes y los
padres de familia somos electores lo que obliga a la pregunta acerca de la
razón de ese acercamiento. Preocupado por esa lejanía de la SEP, surgió la propuesta, validada por los gobernadores en la Conago, de
dividir al país en cinco regiones geográficas de visita.
Las cinco regiones de Nuño son sospechosamente parecidas
a las cinco circunscripciones plurinominales electorales que deben tener en la
memoria los candidatos presidenciales para cuando se ofrezca (exempli gratia: 2018). Ellas son, según
el Instituto Nacional Electoral (INE): 1) Baja California, Baja California Sur,
Chihuahua, Durango, Jalisco, Nayarit, Sinaloa y Sonora. 2) Aguascalientes,
Coahuila, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y
Zacatecas. 3) Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y
Yucatán. 4) Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y
Yucatán; 5) Colima, Hidalgo,
Estado de México y Michoacán.
Como se gobierna por ocurrencias, y más allá de los
parecidos entre ambos grupos de regiones (las de Aurelio Nuño y las regiones
electorales) no se olvide que el presidente Peña en su momento dividió al país
en doce regiones con la misma justificación de estar cerca de los gobernados y
los gobernadores. Por cierto que a Veracruz le tocó la muy bella suerte de ser
coordinado por el defenestrado Emilio Chuayffet. Recordemos la lista completa que
hizo pública el presidente Peña Nieto en febrero de 2013:
Región 1, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, atendida por la
secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), Rosario Robles; Región 2, Baja
California y Baja California Sur, por el secretario de Medio Ambiente y
Recursos Naturales (Semarnat), Juan José Guerra Abud; Región 3, Chihuahua y
Sonora, por el secretario de Energía (Sener), Pedro Joaquín Coldwell; Región 4,
Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, por el secretario de Economía, Ildefonso
Guajardo Villareal; Región 5, Sinaloa, Nayarit y Colima, por el secretario de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Enrique
Martínez y Martínez; Región 6, Hidalgo, Puebla, Morelos y Tlaxcala, por el
secretario de Comunicaciones y Transporte (SCT), Gerardo Ruiz Esparza.
Región 7, Veracruz y Tabasco, por el secretario de
Educación Pública (SEP), Emilio Chuayffet; Región 8, Durango, Zacatecas y San
Luis Potosí, por la secretaria de Salud, Mercedes Juan López; Región 9,
Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, por el secretario del Trabajo y Previsión
Social (STPS), Alfonso Navarrete Prida; Región 10, Jalisco y Michoacán, por el
secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez
Marín; Región 11, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, por la secretaria de
Turismo, Claudia Ruiz Massieu; Región 12, Estado de México y Distrito Federal,
por el Jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño.
Nada se supo después de estas coordinaciones estatales.
No se sabe si siguen funcionando. Ante la duda nuestra, el nuevo secretario de
Educación, Nuño, construye sus propias regiones y usa el mismo justificante:
estar cerca de los gobernados, y en particular, cerca de los docentes y padres
de familia.
El desmembramiento geográfico reiterado y estéril de
nuestro país supuestamente para mejorar el servicio sólo tiene comparación con
la creación de los famosos ‘decálogos’ que inventa el gobierno federal cada vez
que hay una crisis. Y como crisis hay a cada rato ya hay una buena cantidad de
decálogos nacionales que se olvidan una vez que se firman. Analistas editoriales
de diversa laya llevan la cuenta de cerca de una decena de decálogos.
En el lejano mayo de 2012 el candidato Peña firmó y publicó el Decálogo por una Presidencia Democrática. El enésimo decálogo fue publicado en la primera semana de septiembre de 2015 en ocasión del tercer informe presidencial. Entre uno y otro decálogo hay una decena de ellos tan publicitado como inútiles. Entre las ocurrencias de las reparticiones geográficas y las redacciones de los estériles decálogos avanza el país y con él la educación, de tumbo en tumbo.
En el lejano mayo de 2012 el candidato Peña firmó y publicó el Decálogo por una Presidencia Democrática. El enésimo decálogo fue publicado en la primera semana de septiembre de 2015 en ocasión del tercer informe presidencial. Entre uno y otro decálogo hay una decena de ellos tan publicitado como inútiles. Entre las ocurrencias de las reparticiones geográficas y las redacciones de los estériles decálogos avanza el país y con él la educación, de tumbo en tumbo.
Escribíamos
aquí hace mes y medio: “Sin contar con los calendarios del 28 de
agosto de 2014 reformado el 17 de diciembre del mismo año, en lo que va del año
2015 el INEE ha publicado ¡cinco! calendarios que tienen al magisterio contra
la pared por la incertidumbre que genera. El primero fue publicado el 26 de
febrero, el segundo el 21 de mayo, el tercero el 22 de junio, el cuarto del 30
de julio y el quinto el lunes 10 de agosto de 2015. El calendario del 10 de
agosto es como el quinto toro de la tarde. ¿Vendrá pronto un sexto calendario?
Todo es posible en este marco de improvisación”.
Como respuesta llegó el sexto
calendario de evaluaciones docentes. Pronto sabremos si las regiones
geográficas, los decálogos y los calendarios docentes han servido de algo o no.
Hasta ahora han probado su inutilidad para normar y hacer viables las políticas
públicas. Y repetiremos, mutatis mutandis, lo dicho hace mes y medio: El calendario del 15 de septiembre es como el sexto toro
de la tarde. ¿Vendrá pronto un séptimo calendario?
Todo es posible en este marco de ocurrencias y de
improvisación.
SNTE Sección 32 Opción Institucional
