SEP Y SNTE: EMPATE A CINCO.
Wenceslao Vargas
Márquez
Desde su toma de
posesión el secretario de Educación Pública, Nuño, ha explicado como parte de
su doctrina que a partir de su administración la escuela pública mexicana deja
de estar al servicio del sistema y que el sistema se pone -desde ya- al
servicio de la escuela pública. Dice que desde el momento en que él llega a la
administración pública el centro del sistema educativo es la escuela. En
realidad, desde el momento en llegó al cargo el centro del sistema no es la
escuela sino la propia figura y la candidatura presidencial del propio Nuño. Quien
está en el centro del sistema es Aurelio.
Como se sabe,
desde la antigüedad se creyó que el sistema solar correspondía a una tierra
central y a un sol móvil. Copérnico, a principios del siglo XVI, descubrió que
el centro del sistema no es la tierra sino el sol. No es difícil comprender
cómo un moderno Copérnico político nos diría que el centro de nuestro actual
sistema educativo no es la escuela sino el joven secretario titular que busca
alcanzar a Beltrones y la candidatura presidencial del 2018.
Para lograrlo de la mejor manera
Aurelio Nuño dividió al país en cinco regiones. Pidió a la Conago que le
aprobaran su gusto y la Conago accedió con mayoría soviética la petición no de
la SEP sino (lo sabemos) del presidente Peña. Las regiones creadas por Aurelio
Nuño son las siguientes: 1) La zona noroeste estará integrada por Baja
California, Baja California Sur, Chihuahua, Sinaloa y Sonora. 2) La noreste,
conformada por Coahuila, Durango, Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas; 3)
la occidente, por Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán,
Nayarit, Querétaro y Zacatecas; 4) La zona centro se conformaría por Distrito
Federal, estados de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala; 5) Campeche,
Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán estarían
unidos en la sur-sureste.
Las cinco regiones de Nuño son
sospechosamente parecidas a las cinco circunscripciones plurinominales
electorales que deben tener en la memoria los candidatos presidenciales para
cuando se ofrezca (exempli gratia: 2018). Ellas son, según el Instituto
Nacional Electoral (INE): 1) Baja California, Baja California Sur, Chihuahua,
Durango, Jalisco, Nayarit, Sinaloa y Sonora. 2) Aguascalientes, Coahuila,
Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas. 3)
Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. 4)
Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y
Yucatán; 5) Colima, Hidalgo, Estado de México y Michoacán.
Si en el centro
del sistema no está la escuela sino Nuño, el SNTE, el sindicato nacional de
servicios por antonomasia pretende también refulgir, emitir fulgor, con luz
propia, pero apenas titila cuando se monta, se unce, en este ¿reordenamiento
geográfico? ¿redistribución electoral? y decide hacer su propio esquema –por
supuesto, faltaba más- en cinco regiones geográficas. Empate a cinco. No podemos permitirnos
ser tan obvios para unirnos acríticamente al convoy del poderoso.
Por un comunicado del CEN del SNTE
del 22 de octubre se propuso la reagrupación de las Secciones sindicales en cinco
regiones: Noroeste, integrada por Baja California, Baja California Sur,
Chihuahua, Sinaloa y Sonora. Noreste, por Coahuila, Nuevo León, San Luis
Potosí, Tamaulipas y Durango. Occidente estaría integrada por Aguascalientes,
Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro y Zacatecas. Centro,
por Distrito Federal, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala. La
región Sur-Sureste se conformaría por Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca,
Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Como esta redistribución
territorial violenta el organigrama en vigor el comunicado del CEN del SNTE no
es explícito a la hora de avisar lo que ocurre. Titula el CEN del SNTE a su
comunicado de la siguiente forma: “El SNTE se fortalece para servir, de
mejor manera, a los trabajadores de la educación”. Sólo siguiendo el texto con
el tímido dedito meñique hallamos que el SNTE se parte en cinco pedazos –
indudablemente que sostener de mejor manera los proyectos transexenales de Nuño
y de la SEP.
Como el reordenamiento geográfico violenta el organigrama sindical
vigente que tiene oficialmente sólo tres titulares (Moreira, Mendívil y
Bernache; me atengo a la información de la página oficial), esta nueva
integración en regiones tendrá que ser aprobada el próximo 5 de diciembre de
2015 en la Sesión Extraordinaria de Secretariado Nacional en Guadalajara,
Jalisco. No puede convertirse en realidad esta reorganización con sólo un
comunicado de prensa, pero no es difícil prever que en la próxima reunión del
secretariado (algo que ni es congreso nacional ni consejo nacional) aprobará
con mayoría soviética la reorganización geográfica del sindicato
.
El Secretariado Nacional se integra con la Presidencia del Consejo
General Sindical, el Comité Ejecutivo Nacional, los Presidentes de los Comités
Nacionales de Vigilancia; Transparencia y Rendición de Resultados; de
Vinculación Social, Electoral, de Acción Política y los Secretarios Generales
de los Comités Ejecutivos Seccionales. Todo este complejo, muy complejo
organigrama, puede y debe ser simplificado independientemente de que sirva a
Nuño o a los agremiados: No necesitamos un secretariado nacional, basta con el
consejo nacional. El consejo nacional no debe sustituir a los congresos
nacionales (que ya no se hacen ni en los políticos ni los congresos nacionales
de educación también fallecidos). El Consejo General Sindical para el
Fortalecimiento de la Educación Pública, de duración sexenal 2012-2018 que se
sobrepuso, que se le encimó al Comité Ejecutivo Nacional por el catastrófico
voluntarismo (“aquél que anda en Europa”) reflejado en el Congreso Nacional del
2012 no debe existir ya.
Debemos volver al antiguo máximo órgano que era el Comité Ejecutivo
Nacional con su secretario general de cuatro años. El SNTE debe ser ajeno a las
necesidades del titular de la SEP de ponerse en el centro del sistema educativo
(la inversión copernicana) con fines electorales. El sindicalismo de servicios
debe ser una realidad y la rendición de cuentas de las cuotas sindicales otra
realidad que hasta ahora es un pendiente permanente pues lo que ya viene como
rendición de cuentas obligatoria es la del dinero que se reciba directamente
del gobierno.
El Congreso
XXVIII de renovación de dirigencia de la veracruzana Sección 32 del SNTE debe
ser el espacio de discusión de estos temas de plataforma doctrinaria (más los
interminables temas laborales) dentro de un entorno de unidad plural que con frecuencia
se desdice en los hechos por los procedimientos que parecen ir en sentido
contrario. No es lo importante fragmentarnos en cinco pedazos para servir a la
SEP. No es lo importante el género, el sexo, del nuevo secretario o secretaria general
en la Sección 32, sección magisterial que es el último bastión en la defensa de
nuestros derechos y que a sostenerla estamos obligados todos los sindicalizados
de todos los signos y colores políticos.
Lo importante es
el respeto al voto en las delegaciones y en el congreso de elecciones, la
rendición de cuentas escrita y pública para construir a paso rápido un
verdadero sindicalismo de servicios propio de nuestro siglo XXI.
SNTE Sección 32
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