Ley docente y trece palabras
Wenceslao Vargas Márquez
Escribimos en diciembre de 2014 a propósito de las 43 muertes
de Ayotzinapa de septiembre del mismo año (cfr. Hoy, el ogro misantrópico) que
en México, los poderosos asesinan a los débiles desde la matanza del Templo
Mayor en mayo de 1520, siguiendo Tomóchic en 1891, Madera en 1965, Tlatelolco
en 1968, y luego Tlatlaya y Cocula y Ayotzinapa y en medio de ellos larga notas
de desolación y desesperanza.
Todas la veces los gobernantes juran que será la última
vez y que se tomarán medidas para que algo así no se repita, pero a la magra lista
anterior hay que sumar las fosas de Tetelcingo con más de un centenar de
muertos y Nochixtlán con su decena de muertos, un centenar de heridos, en una desgracia
que quedará –seguramente- impune.
Todos estos han sido actos del Estado contra la
población. Y es que el Estado es el ogro de la película según lo hacen ver los
más dispares pensadores de la humanidad. Nietzche lo definió como el más frío
de los monstruos fríos. Weber como el monopolizador de la violencia legítima en
su territorio. Hobbes sugirió en su Leviatán (de 1651) una literaria, poética,
descripción del Estado basada en la Biblia, (la mención de Job 41:24 adorna la
portada). Es una narración como la que describe al Endriago derrotado por
Amadís de Gaula, el maravilloso héroe que enloqueció a Don Quijote. Hobbes
comparó al Estado con el monstruo mencionado en Job; ese monstruo es el Leviatán.
Leamos:
“La gloria de su vestido son escudos
fuertes, cerrados entre sí estrechamente. El uno se junta con el otro, que
viento no entra entre ellos. Pegado está el uno con el otro; están trabados
entre sí, que no se pueden apartar. Con sus estornudos enciende lumbre, y sus
ojos son como los párpados del alba. De su boca salen hachones de fuego; centellas
de fuego proceden. De sus narices sale humo, como de una olla o caldero que
hierve. Su aliento enciende los carbones, y de su boca sale llama. En su cerviz
está la fuerza, y delante de él se esparce el desaliento. Las partes más flojas
de su carne están endurecidas; están en él firmes, y no se mueven. Su corazón
es firme como una piedra, y fuerte como la muela de abajo. De su grandeza
tienen temor los fuertes, y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.
Cuando alguno lo alcanzare, ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.
Estima como paja el hierro, y el bronce como leño podrido. Saeta no le hace
huir; las piedras de honda le son como paja. Tiene toda arma por hojarasca, y
del blandir de la jabalina se burla. Por debajo tiene agudas conchas; imprime
su agudez en el suelo. Hace hervir como una olla el mar profundo, y lo vuelve
como una olla de ungüento. En pos de sí hace resplandecer la senda, que parece
que el abismo es cano. No hay sobre la tierra quien se le parezca; animal hecho
exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios”.
Este es el monstruo que se apareció en Tomóchic, en Madera,
en Tlatelolco, en Tlatlaya, en Cocula, en Ayotzinapa, y ahora en Tetelcingo y en
Nochixtlán, y que se seguirá apareciendo más y más veces porque nada hay que lo
contenga. Hoy no hay en México un Amadís de Gaula que frene al sangriento Endriago-Leviatán.
Docentes de Nochixtlán y de otras partes del país han
reclamado la cancelación o modificación de la reforma educativa o de la ley
general del servicio profesional docente. Dicen los voceros del régimen que no
se puede. Pero la ley 3de3 del corriente junio de 2016 se pudo modificar por la
presión de los empresarios. Se sabe quién manda. Dicen los senadores Romero
Hicks (PAN) y Barbosa (PRD) que están en la mejor disposición de escuchar
propuestas. Van más allá que López Obrador que dispone de una bancada
legislativa federal y dice que apoya pero no dice cómo. Van para los tres la
reflexión de que es más fácil modificar la ley secundaria que la constitucional
y van para los tres una propuesta de redacción. Los artículos constitucionales
3 fracción III y 73 fracción XXV quedarían (subjuntivo) intactos. La secundaria
Ley Docente se modificaría en sólo un transitorio, el octavo, para quedar como
sigue (las cursivas en negritas son las modificaciones propuestas ya intercaladas):
Modificado, diría:
“Octavo. El personal que a la entrada en vigor
de la presente Ley se encuentre en servicio y cuente con Nombramiento
Definitivo, con funciones de docencia, de dirección o de supervisión en la
Educación Básica o Media Superior impartida por el Estado y sus Organismos
Descentralizados, (optativamente) se ajustará a los procesos de evaluación y a los
programas de regularización a que se refiere el Título Segundo, Capítulo VIII
de esta Ley. El personal (que haya optado por las evaluaciones y)
que no alcance un resultado suficiente en la tercera evaluación a que se
refiere el artículo 53 de la Ley, no será separado de la función pública y será
readscrito para continuar en otras tareas dentro de dicho servicio, conforme a
lo que determine la Autoridad Educativa o el Organismo Descentralizado
correspondiente, o bien, se le ofrecerá incorporarse a los programas de retiro
que se autoricen”.
“El personal que (habiendo optado por las evaluaciones)
no se sujete a los
procesos de evaluación o no se incorpore a los
programas de regularización del artículo 53 de la Ley, será separado del
servicio público sin responsabilidad para la Autoridad Educativa o el Organismo
Descentralizado, según corresponda”.
Trece palabras intercaladas. Se entiende que el artículo 53 de la misma ley quedaría
(subjuntivo otra vez) intacto para el personal contratado del 2013 hacia
adelante con la nueva legislación que contempla el cese ante tres evaluaciones
fallidas. Ya se sabe que los docentes antiguos, contratados antes del 2013, al
optar voluntariamente por las evaluaciones del octavo transitorio modificado están
confiando en dos cosas: 1) en sí mismos y 2) en el Leviatán. Habrá voluntarios
de sobra, es definitivo. Entiendo también que esta propuesta no cabe en la
lógica impolítica del todo o nada que hay en las partes que dialogan en estos
días en la Secretaría de Gobernación en la ciudad de México para destrabar el
conflicto.
La explicación de nuestros gobernantes es que la reforma educativa
es una herramienta que rendirá frutos a largo plazo, 10, 20, 30 años. El Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y la OCDE dijeron en mayo de 2015 en el
informe “Competencias básicas universales, lo que los países pueden ganar”
(Club de Banqueros, CdMx) que se necesitan 25 años. ¿Es así?
Entonces, con esa visión de largo plazo se procede a la modificación del transitorio para sacar del proceso a una porción del personal antiguo y entonces vamos todos a mejorar la evaluación docente actual para que incluya dos cosas que actualmente no tiene: 1) El Informe de Responsabilidades Profesionales que es una radiografía del día a día del docente; y 2) la observación física en el aula que el INEE no quiere hacer.
Entonces, con esa visión de largo plazo se procede a la modificación del transitorio para sacar del proceso a una porción del personal antiguo y entonces vamos todos a mejorar la evaluación docente actual para que incluya dos cosas que actualmente no tiene: 1) El Informe de Responsabilidades Profesionales que es una radiografía del día a día del docente; y 2) la observación física en el aula que el INEE no quiere hacer.
El mensaje contenido
en el presente texto está destinado principalmente a los senadores que quieren propuestas
para actuar: Romero Hicks (PAN) y Barbosa Huerta (PRD). Aquí están, son trece
palabras; la tomarán porque la propuesta le quita presión al presupuesto, la
tomarán porque le toca al legislativo resolver
lo legislativo y no al ejecutivo, la tomarán a menos que padezcan de una
vigorosa y paralizante triscaidecafobia.
@WenceslaoXalapa