LA EVALUACIÓN, LA SIMULACIÓN
y LA PESTE
Wenceslao Vargas Márquez
En septiembre un diario de derechas escribió lo siguiente
a propósito de la decisión de las autoridades nacionales de declarar como
voluntaria a la evaluación docente 2016 para efectos de permanecer en el
servicio (voluntaria, porque las autoridades reconocen que está mal hecha y
peor instrumentada). Dijo ese diario: “Los vándalos de la CNTE siguen siendo privilegiados. Hay
radicales de la Coordinadora con los que no se puede hablar, advirtió la misma Sylvia Schmelkes, consejera presidenta
del INEE. ¿Y entonces? ¿Por qué aligerar la presión? La CNTE le huye a la
evaluación como a la peste, por algo será” (Frentes políticos, 24-IX-2016).
En noviembre
un diario nacional anotó que docentes convocados a evaluarse en el año en curso
2016 han calificado a la evaluación docente como una simulación. Dijo ese
diario: “José Gallo, profesor de primaria con 33 años de servicio, afirmó que
indiscutiblemente (la evaluación docentes) es una situación de simulación. En
muchos casos estamos muy molestos, y no nos negamos a la evaluación, pero
desafortunadamente las formas, la logística, la falta de información y el
completo desconocimiento de lo que pasa en el aula hacen de estos procesos algo
tortuoso e inútil” (La Jornada Maya, nota de Poy Solano, 6-XI-2016).
Estas son -en resumen- las dos visiones que polarizan la
discusión. ¿Qué es la evaluación docente? ¿Peste o simulación? Adjetivos
(des)calificativos aparte pongamos (tratemos de poner) por enésima vez los
hechos desnudos sobre la mesa.
La reforma educativa procura (según) mejorar la educación
mexicana. La mejor estrella (con frecuencia la única estrella) del solemne
espectáculo es la evaluación docente. La evaluación docente nació para arreglar
lo peor que hay en el sistema que somos los docentes, culpables por decreto de
todos los males de la educación pública mexicana. Este discurso absolutamente
ofensivo nació y se desarrolló en 2012 a la par que las campañas presidenciales
rumbo al sexenio federal 2012-18 que ya casi acaba. Punta de lanza durante esos
meses fue el oprobioso De Panzazo, impulsado por una asociación civil
(Mexicanos Primero) y por una televisora que si algo le importa poco es
precisamente la educación mexicana (basta ver su programación y su visión
editorial). Lo que la escuela pública construye en el día la piqueta de la estulticia televisada lo destruye en la noche.
Sin que seamos especialistas en pedagogía o didáctica el
lector seguramente coincidirá con el autor de estos párrafos que una evaluación
docente adecuada deberá descansar principalmente en dos áreas, dos métodos, dos
instrumentos, dos procedimientos, dos caminos, dos lupas. ¿Cómo insistir en
ello? Las dos lupas deben ser: 1) la revisión del día a día del docente y su
cumplimiento a lo largo del año. 2) la observación del docente en el aula para
saber cómo desarrolla in situ una o varias
sesiones.
¿No es lo correcto examinar el desempeño del docente a lo
largo del ciclo escolar y visitar su salón? Pues la respuesta es que a pesar de
ello, estas dos lupas son precisamente las que la evaluación docente no
contempla. La evaluación docente desechó la cualificación del desempeño del
docente a lo largo del ciclo (se llama Informe de Responsabilidades
Profesionales), a través del Diario Oficial de la Federación. Ese DOF
(13-XI-2015) dice:
“Informe de cumplimiento de responsabilidades profesionales. Este instrumento, conformado fundamentalmente por escalas tipo Likert, identifica el grado de cumplimiento de las responsabilidades profesionales del docente que son inherentes a su profesión, su participación en el funcionamiento de la escuela, en órganos colegiados y su vinculación con los padres de familia y con la comunidad escolar, considerando la importancia de la Normalidad Mínima de Operación Escolar.”
“Informe de cumplimiento de responsabilidades profesionales. Este instrumento, conformado fundamentalmente por escalas tipo Likert, identifica el grado de cumplimiento de las responsabilidades profesionales del docente que son inherentes a su profesión, su participación en el funcionamiento de la escuela, en órganos colegiados y su vinculación con los padres de familia y con la comunidad escolar, considerando la importancia de la Normalidad Mínima de Operación Escolar.”
Poco
más adelante dice el DOF: “El Informe de cumplimiento de responsabilidades profesionales
tiene por función contar con información sobre el cumplimiento del docente en
sus funciones y es proporcionado por el directivo escolar que corresponda. Para
fines de la calificación global, este instrumento no será considerado por lo
que la información que aporte el directivo escolar será utilizada sólo para
efectos de diagnóstico y se dará retroalimentación al docente en el informe
individual de resultados de la evaluación, sin afectar su calificación. En el
caso de que el docente no tenga el informe, debido a que es responsabilidad de
un tercero, sólo se indicará que no se cuenta con la información. La
retroalimentación que recibirá el docente atenderá a los siguientes rubros,
según el resultado del análisis del instrumento, a partir de la información
disponible: planeación didáctica; atención a alumnos; promoción de ambientes
favorables para la sana convivencia; colaboración en la escuela e integración
con sus pares; vinculación con padres de familia y normalidad mínima”. Note el
lector cómo la parte más importante del desempeño de un docente no se tomó en
cuenta para la evaluación docente 2015.
¿Ya
para la evaluación 2016? Tampoco. El DOF (20-X-2016) dice que este año (año de
evaluación voluntaria) tampoco será tomado en cuenta el instrumento. ¿Y la
observación del desempeño del docente en el aula? Esa no se hace porque es muy
cara y no hay dinero ni logística (Sylvia Schmelkes, La Jornada, 17-VII-2016).
¿Con qué se queda entonces la evaluación docente a la que supuestamente la CNTE
le huye como a la peste?
Se queda con que el docente redacte contra reloj documentos no vinculantes con su realidad: se le pide que suba evidencias de los trabajos de sus alumnos a una plataforma que con frecuencia falla; se le pide que redacte un plan clase aunque ese plan no se refleje en la realidad de la clase y del alumno; se le aplica un examen de conocimientos (en el caso del docente de matemáticas se busca que ‘apruebe’ que conoce logaritmos o trayectorias de parábolas o derivadas implícitas o integrales numéricas pero nada garantiza que pueda transferir ese conocimiento al alumno).
En resumen se evalúan ‘conocimientos’ pero no ‘desempeño’, algo que es grave cuando se trata oficialmente de evaluar desempeños para efecto de mantenernos como docentes en el salón de clases. Que el lector diga entonces si la evaluación docente es o no simulación. Evaluación sí, pero no así.
Se queda con que el docente redacte contra reloj documentos no vinculantes con su realidad: se le pide que suba evidencias de los trabajos de sus alumnos a una plataforma que con frecuencia falla; se le pide que redacte un plan clase aunque ese plan no se refleje en la realidad de la clase y del alumno; se le aplica un examen de conocimientos (en el caso del docente de matemáticas se busca que ‘apruebe’ que conoce logaritmos o trayectorias de parábolas o derivadas implícitas o integrales numéricas pero nada garantiza que pueda transferir ese conocimiento al alumno).
En resumen se evalúan ‘conocimientos’ pero no ‘desempeño’, algo que es grave cuando se trata oficialmente de evaluar desempeños para efecto de mantenernos como docentes en el salón de clases. Que el lector diga entonces si la evaluación docente es o no simulación. Evaluación sí, pero no así.
No
milito ni he militado en la CNTE pero quienes hemos tenido una visión crítica
de estos temas nos exponemos a represalias de la autoridad. Como autor de estos
párrafos llamo al diputado Roberto Arenas de la Comisión de Educación del
Congreso de Veracruz, a la diputada federal por Coatepec Noemí Guzmán, a la diputada
federal Hortensia Aragón de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados
y al senador Romero Hicks de la de Senadores, llamo a los senadores
veracruzanos José Yunes, Fernando Yunes y Héctor Yunes, llamo al ombudsman Luis
Raúl González Pérez de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y llamo al gobernador electo de Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares para vigilar
que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no ejerza represalias contra la
libertad de expresión y contra el autor de estos renglones en sus derechos humanos a como se ha
intentado recurrentemente en los últimos meses por diversas vías.
No
nos van a silenciar ni con amenazas verbales ni con amenazas escritas.
@WenceslaoXalapa