miércoles, 24 de enero de 2018

24 de enero 2018 - Dos artículos muy parecidos

24 de enero 2018 * Dos artículos muy parecidos

Carlos Ornelas - 24 ene 2018
Excelsior * Elba Esther Gordillo y la presidencia imperial *Texto original
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Elba Esther Gordillo regresa a la plaza pública, aunque no abandone su apartamento de Polanco ni haga declaración alguna. Los meneos de su yerno, Fernando González Sánchez, de su vicario fiel —a quien alguna vez había excomulgado de su círculo cercano—, Rafael Ochoa Guzmán, y de su nieto, René Fujiwara Montelongo, la hacen aparecer al lado de Andrés Manuel López Obrador en su carrera por la Presidencia

No sé si esa alianza le reditúe muchos votos a AMLO, pero estoy convencido de que también le resta. La señora Gordillo ya no es la dueña del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación ni de las trayectorias de quienes antes bebían de su mano. Cierto, tiene fieles a quienes hizo millonarios, les dio estatura política y poder. Pero son pocos y dudo que tengan capacidad de movilizar a otros maestros a sufragar por AMLO. Quienes votarán por él —y tal vez serán bastantes— lo harán porque quizás estén convencidos de que es el mejor candidato. Pero no lo harán porque EEG o sus familiares se los indiquen. Los maestros disidentes decidieron su voto por el candidato de Morena de tiempo atrás.

Aun en su encarcelamiento domiciliario, la señora Gordillo atrae reflectores. No obstante, si uno lee con cuidado las apostillas de las columnas políticas, en la mayor parte se refieren a ella en términos contrarios, no la consideran mártir. No engendra muchas simpatías. Pienso que sus allegados tampoco las traen consigo. No sé de dónde agarran ánimos para asegurar que el magisterio seguirá sus consignas. Si bien Rafael Ochoa es maestro y tiene una larga trayectoria sindical, ni González ni Fujiwara tienen ascendiente sobre grupos de docentes. Es más, su riqueza y estilo de vida es un insulto para los maestros que se ganan el pan con su trabajo. Sin embargo, al final de cuentas, en estas elecciones está en disputa algo más que la Presidencia de la República. La supervivencia de las reformas estructurales está en duda; la que más llama la atención es la Reforma Educativa. Hoy sí que estamos ante dos proyectos de nación.
La promoción de las reformas de 2013 se debe a las condiciones políticas nacionales que hicieron posible que el SNTE colonizara el gobierno de la educación básica. Fue una medida de perseverancia de un gobierno emergente y una prueba de que éste y los partidos signatarios del Pacto por México podían empujar por otras “reformas estructurales”. 

Es posible conjeturar que el gobierno de Peña Nieto, a pesar de los descalabros que le proporcionan los opositores y de las fallas burocráticas, aspira a dejar sembradas las semillas de un cambio institucional firme, aunque su rumbo depende de las elecciones.

Si se considera la postura de Philippe Schmitter acerca de que la autonomía relativa de que disfrutan las organizaciones corporativas tiene como límite los intereses institucionales del Estado, la maquinación de la señora Gordillo había rebasado esas fronteras. En el Sexto Congreso Nacional Extraordinario del SNTE, en octubre de 2012, EEG envió señales al presidente electo. Expresó: en el SNTE “no caben los líderes morales y menos los vitalicios… También desde aquí le decimos al que anda por Europa, que tendrá en este gremio respeto, compromiso, profundo amor a la patria y compromiso con él, sin rubores, para un buen gobierno”.
Cuando el Congreso federal declaró constitucionales las enmiendas legales en educación, con el aval de 23 estados, la señora Gordillo amenazó al gobierno: “No estamos a la venta, estamos en pie de lucha”. Pero éste le respondió con brío y la encarceló.
Para septiembre de 2013, el presidente Peña Nieto estaba en la cúspide del poder político, tenía el mando, el paquete de reformas que estaban en la discusión parlamentaria le generaban prestigio internacional y credibilidad local. Era el mexican moment. Aunque las reformas eran producto de un pacto de varios partidos, era él quien cosechaba fama. Parecía un profeta, daba órdenes, fortalecía al centralismo y atenuaba los pocos rasgos federalistas que empequeñecieron los gobernadores en sus acuerdos con las diversas secciones del SNTE. 

Hasta semejaba que renacería la presidencia imperialHoy, los candidatos José Antonio Meade y Ricardo Anaya no tienen posibilidades —quizá ni se lo imaginen— de renacer la presidencia imperial. AMLO sí. Y, si la presidencia imperial reverdece, entonces la señora Gordillo y sus parientes serán desechables. No pienso que AMLO confíe en ellos.
(Fin)

José Elías Romero Apis - 24 ene 2018
Imagen Radio * ¿Conviene a Morena el acercamiento a Elba Esther Gordillo? *Texto original.   
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Lo que pienso es que si bien es cierto que la señora Gordillo no sale para nada de su apartamento, está recluido, los movimientos que hacen su yerno y nietos, son parte de críticas. Si bien es cierto que ahora hay cierto entendimiento de la señora Gordillo y AMLO, hay que entender que en el 2006 era el pináculo de la "Mafia del poder" para Obrador.




Si bien es cierto que la señora Gordillo pudiera traer votos, también le resta, Todas las encuestas dicen que tiene muy mala fama. No creo que le lleve más convencimientos. Los maestros disidentes estarán a favor por AMLO, pero no por indicaciones de la señora Gordillo, sino porque AMLO los puede convencer con su oferta de rechazo a la Reforma Educativa.

Luego entra la cuestión de la "República Imperial". Yo tenía la impresión que durante los primeros 18 meses de la gestión de Peña Nieto, que se veía como un príncipe ganador, que con la recentralización del poder político y con el pago de la nómina en caso de los docentes, parecía que se reviviría la "República Imperial", como la definieron Cosío Villegas y Enrique Krauze
Se nota que AMLO quiere ganar y va para ciertas acciones similares para ello.

Este puede ser un cálculo que le está fallando, pero de lo que sí estoy convencido es que si él gana, sus enemigos podrían ser materia de desecho.
(Fin)